La vejez ya no es lo que era en el pasado. Los avatares culturales de este siglo proponen toda una nueva vida posible, más allá del cese de la actividad laboral.
Los adultos tienen una expectativa de vida que se ha extendido en el tiempo, por los desarrollos de la medicina, pero también y sobre todo hay una expectativa de actividades en el espacio social y de lazos con otros más allá de la familia.
La instalación del confinamiento por la pandemia de Covid 19 ha provocado retrocesos en la vida cotidiana, sobretodo de adultos mayores.
Con la flexibilización de las medidas restrictivas se volvió a tener muchos espacios para reconectarse con amigos y amigas y para el retorno a los ejercicios físicos (tan fundamentales para la salud en general) y los llamados ejercicios “mentales” que van desde los que se proponen en los “talleres de memoria”, hasta la posibilidad de reunirse y charlar, ir al teatro, o simplemente un juego de mesa o una caminata por la manzana de casa.
Los momentos de salida del confinamiento pueden ser difíciles, para lo cual podrían pensarse acompañamientos de familiares o amigos, hasta la posibilidad de una consulta con un Psicólogo o Psicóloga que ayuden a reencontrarse con anteriores hábitos saludables con actividades que han sido resignadas por esta contingencia.
La calidad de vida va de la mano de la actividad y sin dudas del encuentro con otros.